Violencia de género: cómo dejar de ser parte del problema

Tenía tan solo 10 años. Vestía un pantalón de mezclilla, una blusa muy tierna de las chicas superpoderosas, una chamarra roja, iba caminando al medio día por las calles del centro de la ciudad de la mano de mi mamá y fue así cuando sufrí mi primer acoso callejero. 
Con el paso del tiempo, cuando entre a la escuela primaria mi mamá siempre me decía que no debía quedarme sola en un salón de clases con un maestro o que no podía ir a la pijamada de mi amiga si el papá o el hermano mayor estaba en su casa. 
Cuando crecí y podía ser “libre” por la calle, alguien decidió tocar mi cuerpo sin mi consentimiento. Otro día volviendo de la Universidad, un sujeto estaciono su coche a mi lado para mostrarme sus partes íntimas sólo “por diversión”.
Hoy tengo 27 años y me atrevo a decir que no he conocido un mundo en donde las mujeres podamos ser libres de vivir una vida sin algún tipo de violencia. 
Es increíble como podemos no sentirnos seguras en las calles, en un salón de clases y algunas mujeres en sus trabajos o peor aún, en sus casas. Y seguro te preguntarás el por qué te estoy compartiendo todo esto y tengo un par de razones y son las siguientes: 
1.- Es importante exponer al mundo que la violencia de género no conoce de edades, lugares, ni vestimentas. 
2.- No hablar del problema, nos hace parte fundamental del mismo.
Y en un día como hoy, más que darte cifras de lo que ocurre todos los días en nuestro país, qué estaría buenísimo que también lo tuviéramos presente (aquí puedes leer un poco más al respecto), me gustaría que pensáramos  un minuto sobre nuestras propias conductas, acciones y discursos ante esta problemática y sobre todo ¿qué podemos hacer diferente en nuestro entorno inmediato? 
Así que te quiero dejar las 3 dudas más frecuentes respecto a la violencia que sufrimos las mujeres todos los días y qué hacer para comprender mejor la situación: 
1.- ¿Por qué las mujeres tardan tanto tiempo en darse cuenta que son maltratadas? 
Porque crecemos con la idea de que violencia son solo los golpes pero no es así, la realidad es que es algo que puede escalar poco a poco, aquí el ejemplo perfecto: 


(Unidad Politécnica de Gestión con Perspectiva de Género, 2009)
 Entonces, ¿cómo podríamos reconocer que sufrimos violencia si ni siquiera sabemos que lo es? Pero sí TÚ identificas que alguien puede estar sufriendo algún tipo de maltrato lo mejor que se puede hacer es hacerle saber a la persona que estás para ella y que puedes escucharla sobre cualquier cosa sin juzgarla... 
2.- ¿Por qué les cuesta tanto irse de casa y denunciar?
 Sufrir algún tipo de maltrato o abuso es un trauma, por lo que conlleva tiempo procesarlo, asimilarlo para poder después verbalizarlo… y si decirlo en voz alta cuesta muchísimo trabajo, denunciar aún es peor, sobretodo en un sistema de justicia ineficiente en donde la mayoría de las denuncias no proceden. 
Ante esto, lo mejor que podemos hacer en lugar de exigir que dejen su hogar o a la persona que les violenta, es estar presentes, proveer herramientas, ser parte de su red de apoyo entorno a la decisión que la víctima elija tomar,  y estar alertas ante cualquier situación que ponga su vida en riesgo y sobre todo hacerle saber a la persona que ahí estás para ella cuando se sienta lista.
3.- ¿Por qué no le cuentan a nadie que están siendo violentadas? 
Es importante señalar que dentro del modus operandi de los maltratadores está el aislar a la víctima de su red de apoyo; infligir vergüenza a la víctima juega un papel importante por eso evita hacer comentarios como: “cómo puedes aguantar eso”, “con tu carácter me sorprende que te dejes tratar así”, “estás ahí porque quieres”. Nuestras palabras pueden marcar la vida de alguien y hacer la diferencia.
Tomando eso en cuenta, las heridas en la mente, cuerpo y sistema nervioso de la víctima están constituidas por miles de capas que no se ven a simple vista y que no dejan a la persona pensar  con total lucidez  y tomar acciones en dimensión a la violencia que sufren. 
La violencia sistémica que han recibido por tanto tiempo les imposibilita tomar las decisiones que a ti en este momento te parecerían las más sensatas. Respetemos ese proceso apoyando en vez de juzgar. 
Y finalmente, si estás atravesando violencia o vienes de un entorno donde eso era el pan de cada día, quiero decirte que NO ESTÁS SOLA y aquí te dejo algunas fundaciones donde puedes buscar ayuda:  
¡Cuéntame en los comentarios tu experiencia con este tema y que te gustaría comenzar a hacer diferente para cambiar el rumbo!
 
Con cariño siempre, 
💜 Hass de LMDC

3 comentarios

  • Hola yo soy sobreviviente de violencia doméstica..yo miraba tantos casos en la TV y nunca pensé que yo iba a hacer una de ellas si en un pasado me lo hubieran dicho creo que hasta me reiria diciendo que eso a mí nunca me pasaría gracias a Dios y a mi que me defendí con lo que pude y está persona si se le puede llamar así no me mato, pero luego de eso sentí pena vergüenza hasta pensé yo me lo busque y más no entendía muchas cosas que en mi estaban pasando

    Nuria el

  • Para mi es fundamental la educación en casa, si yo acostumbro a mis hijos(@) qué todos colaboran en casa, por igual. Que el respeto es a la persona no importa el género, que todos valemos por nuestros pensamientos, sentimientos y acciones tendremos la oportunidad de ser más equitativos y sin tener que estar haciendo diferencias por sexo. Desde de casa se empieza formando a los hombres con sensatez y a las mujeres con valor por su persona sin límites.

    BERTHA el

  • Muito bom!!

    Nana SOEIRO el

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