Si hoy estás en crisis…
¡Hola! ¿Alguna vez has sentido que todo es demasiado? ¿Que cada pequeño esfuerzo toma todo de ti? Yo justo sí.
Creo que sobre-romantizamos la idea de ser eficientes y poder sostener todo lo que llega a nuestras manos. Nos hemos comprado el cuento de que entre más hacemos, más valemos…
Lo que me hace preguntarme: El nivel de eficiencia que nos pedimos a nosotr@s mism@s para poder complacer a las personas que nos rodean, a nuestro equipo de trabajo y a nuestros seres queridos, ¿es sostenible? O ¿simplemente ya nos resignamos a vivir adormecid@s, luchando por “lograr los objetivos”, mientras nuestra salud mental - emocional - física está rozando el límite?
Creo que ese modelo en el que hacemos a un lado lo que nosotr@s necesitamos para “funcionar” y vivir en paz ya está caduco. Ya no sirve. Le toca irse a la basura.
Y no es que seamos “frágiles” o “más floj@s” que otras generaciones, al contrario, este hartazgo por “cómo funcionan las cosas hoy”, la angustia por el ritmo al que se nos pide funcionar y la confusión por la rapidez con que debemos ejecutar para mantenernos a nosotr@s y nuestros productos vigentes, es el resultado de vivir en una época que no tiene punto de referencia con las pasadas.
Si bien la única certidumbre que siempre ha tenido el ser humano es que “todo cambia”, antes las cosas no cambiaban a la velocidad en que hoy lo hacen. Ahora sumémosle que vivimos rodead@s de miles de estímulos que nos bombardean cada segundo del día y “desconectarnos” ya no es fácil, ni bien visto…
Hoy se nos pide que seamos más. Que hagamos más. Que logremos más. Que innovemos más. Que creemos más.
Pero también: que sintamos más. Que resolvamos más. Que trabajemos más en nuestras sombras.
Básicamente, se nos pide ser nuestra mejor versión 24/7 y si fallamos en serlo, automáticamente somos tachad@s de “fracasad@s”, “inmadur@s” o poco eficientes. Y eso, justo eso, nos está quemando.
Por eso mi invitación hoy es a recordar las siguientes 3 cosas (para devolver a nuestras manos nuestro propio poder):
1- Tenemos permitido estar abrumad@s. (Ojo: ese permiso viene de nosotr@s mism@s, no de tercer@s…)
2- Levantar la mano y pedir ayuda, no te hace débil, te hace más inteligente. (Te permite escucharte y decir en voz alta qué neecesitas para seguir adelante…)
3- Frenar en seco y recalcular es hacerte un favor a ti mism@ (en el presente y a futuro).
Ser eficientes y hacer nuestro trabajo bien es importante, pero eso va a volverse insostenible e imposible si no empezamos a escucharnos y a hacer espacio para ocuparnos de callar el ruido y acomodar poco a poco lo que sea que se tenga que acomodar en nuestros cajones internos…
✦ Mich, CCO de La Magia del Caos
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2 comentarios
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agradecida con Dios por poder ver estos mensajes que son motivos para poder continuar siempre . amo lo que aprendo en cada mensaje me nutre .
genesis aguilar el
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Que lindo mensaje, gracias por inspirar
Luis el